Programación y Características Natales

 

La carta natal nos brinda la información sobre nuestra personalidad y los ciclos energéticos por los que vamos transitando durante nuestra vida. Según la posición de los signos, planetas, casas y aspectos, podemos ver cuáles son nuestros beneficios y cuáles nuestras limitaciones. Cuales son nuestras fortalezas y cuales nuestras debilidades.

Si entiendes la astrología, esto queda claro y se podría decir que hasta fácil de determinar y comprender. Lo que es más difícil de entender es que, además de nuestra condición natal, hay otro nivel de información que entra en la ecuación que define cómo somos y por qué somos como somos.
Este nivel de información, si podemos llamarlo así, es el proceso de programación que atravesamos desde que nacemos y que seguirá presente durante la mayor parte de nuestras vidas.

Entremos en el análisis de por qué pensamos que somos de la manera en que somos.

Lo que definimos en un momento dado como una verdad, en otro momento podría verse de manera diferente. Esto ya nos coloca en la encrucijada de por qué cierta “verdad” definida como tal en algún momento, luego deja de serlo. Piensa en tus romances, creencias en política, deportes, religión, dieta, y así con el resto.

Visto como observador, ¿cómo se entiende que dos personas que tienen posiciones opuestas, cada una piense que la suya es la correcta?
Mi creencia, mi dios está bien, el otro está equivocado. Mi equipo de fútbol, baloncesto, hockey, béisbol es el mejor, no los demás. Mi idea política es la mejor para todos y las demás están equivocadas.
Podemos continuar con una larga lista de creencias y posiciones que tomamos en un cierto momento del tiempo y a lo largo de la vida, que por un momento son “verdades”, pero luego, por diferentes circunstancias, pueden dejar de serlo.

¿Qué es lo que hace que las creencias de hoy, que tomamos como punto de partida para actuar o crear cosas, mañana puedan demostrarse equivocadas? ¿Por qué tenemos la necesidad de tomar una posición de un lado u otro en cada situación? ¿Cuántas veces, después de haber definido o defendido algo en lo que hemos estado muy convencidos, hemos tenido que cambiar de opinión al respecto. Esto se puede haber dado porque surgió nueva información, nos sucedió algo o por algún otro hecho que demuestra que lo que pensábamos correcto anteriormente con la nueva información esta equivocado?

La pregunta que nos debemos hacer es si es imperativo o esencial tener que tomar una postura ante todas las cosas. La respuesta es, bajo un sistema dualista sí, porque no hay una posición neutral.

Como en cualquier programa de computadora, nuestra mente funciona en base al análisis de la información. Cualquier programa (computadoras, teléfonos inteligentes o TV, etc.) decide la ejecución de la siguiente instrucción en función de si se cumple una condición o no.
Si se cumple una condición determinada, se ejecuta lo siguiente; de lo contrario, se hace otra cosa.

Si hay algo a tener en cuenta en este proceso, es que cuanto más calificadores tengamos antes de decidir el siguiente paso, más exitosa será la resolución. Si no tenemos suficiente información al tomar cualquier decisión, puede que no sea la más beneficiosa para nosotros.
En cualquier dispositivo programable, si hay una condición que no se había definido previamente, el programa deja de funcionar y tiene que ser apagado y reiniciado nuevamente. Esto se da porque el programa bajo el cual opera el dispositivo encontró una condición que no fue anticipada, no sabe qué hacer y da un error. Deja de funcionar.

El ser humano tiene otros mecanismos que le permiten continuar funcionando más allá de que tenga la información sobre cómo responder a determinada situación. Llamémoslo nnuestro sistema operativo básico.

Para entender mejor de qué estamos hablando, tomemos un proceso simple como hacer café.

Hay una serie de consideraciones (instrucciones) en este proceso. ¿Hay agua? ¿Hay café? Si la respuesta es sí a ambas, entonces puedo continuar. Si no tengo agua o no tengo café, el proceso termina ahí. Si se cumplen estas condiciones, la siguiente pregunta es: ¿café instantáneo o molido? Si es café molido, necesito un colador o una cafetera; de lo contrario, no puedo continuar. ¿Se entiende hacia dónde va esto? Actuamos “automáticamente” en cada momento, cada día, sin darnos cuenta de que nuestra mente está constantemente atravesando un proceso de preguntas y respuestas, interactuando con nuestro entorno a una velocidad increíble.

Actuamos en base a aprendizajes y experiencias previas que crearon condiciones (programas) que están siendo ejecutados, representadas en acciones y pensamientos. Con base en esta información tomamos “nuestras” decisiones. Cada vez que encontramos nueva información, nuestra programación se ajusta, modificando, reemplazando o generando una nueva matriz.

Esto interacciona simultáneamente con las características de nuestra carta natal. A partir de la nueva información incorporada, “nuestras creencias” son ratificadas o modificadas. Según la carta natal, podemos pasar por ciertos ciclos donde la programación se vuelve consciente y se puede entender. Para evolucionar, tenemos que partir de una base sólida. Los ciclos de la astrología son muy útiles para entender esto.

El proceso de programación nunca termina durante la vida, en cada momento una nueva experiencia, información que recibimos, de nuestro entorno es parte de nuestra “programación”. Tengamos en cuenta que la base de la programación es 0/1, sí/no, bueno/malo. Toda información actualiza nuestra programación y esto condicionará cualquier respuesta futura.

Todos los que tenemos computadoras, teléfonos inteligentes y demás vemos que nos llegan actualizaciones. Esto es porque han encontrado algo que optimiza el uso del dispositivo o simplemente para corregir un error encontrado.

Pensemos que cada decisión que tomamos, cada creencia que tenemos, cada pensamiento que pasa por nuestra cabeza proviene de algún lugar y que no es más que el resultado de información previamente recibida a través de nuestros sentidos, procesada por nuestro “sistema operativo”, proporcionando como resultado una respuesta, una contestación.
Queremos pensar que somos únicos, y lo somos hasta cierto punto, ya que no hay dos personas que estén “programadas” idénticamente. Aunque hubieran sido programadas (indoctinaron) de la misma manera, sus características natales las harían diferentes.

Detengámonos a reflexionar sobre lo mencionado hasta ahora.

La primera reacción del ego será que cada uno está seguro de sí mismo, que “es lo que es”, y “decide” lo que “piensa, dice y hace”. ¿Cuál es esta tontería sobre la programación?

Es comprensible. Porque parte de nuestro programa, desde la programación básica, aprendimos que pertenecemos a una gran nación, a la grandeza de nuestros héroes, a los únicos recursos naturales de nuestra tierra, nuestras raíces y tradiciones, quién sería nuestra pareja ideal y muchas otras cosas que tomaron años en “enseñarnos”.

¿Alguien nos dijo que nos estaban “programando”? Desde luego que NO.

Nunca nos explicaron que nuestras vidas iban a estar de una cierta manera “condicionadas” por todo lo que nos enseñaron. Nadie cuestionó la metodología, ni lo que se dijo, ni el contenido. Así fue, sin preguntas.

Ni nuestros abuelos, ni nuestros padres, ni nuestros “maestros” eran siquiera conscientes del proceso del que eran parte y ejecutaban. Hicieron lo que sabían y entendían mejor. También estaban actuando bajo su programa particular.

Si miramos el mundo en el que vivimos hoy, cualquiera puede ver de un vistazo la división y los conflictos que existen. Los dispositivos electrónicos han evolucionado con una sofisticación impensable hace 20 años atras, pero nosotros, con toda nuestra capacidad de procesamiento muy superior, hemos reducido la calidad de nuestra programación a niveles básicos, casi podría decir prehistóricos. ¡Es como decir que tenemos una supercomputadora y la usamos solo para sumar y restar!

Como sociedad estamos enfrentados a una división 50-50, que se ve en casi cada país. Los conflictos políticos y religiosos, la separación entre pobres y ricos está casi al nivel de la época de los señores feudales, la violencia generalizada ya es común, las mentiras se presentan como realidades comprobadas, ¿deberíamos decir más?

Pensemos en la generación que está comenzando a ser “programada” en este momento, ¿qué tipo de información están recibiendo? ¿Bajo qué programación operarán en el futuro?

La programación se puede cambiar, de la misma manera en que se hizo, se puede deshacer. Lo peor que se puede hacer es tener una posición pasiva o complaciente y pensar que las cosas son como son y que no se puede hacer nada al respecto.
Todo comienza dentro de cada uno de nosotros. Para que las cosas cambien, primero tenemos que cambiar individualmente.

La única forma de cambiar nuestra programación es siendo conscientes de dónde radica la falla, de nuestro poder y capacidad innata para poder cambiar y tomar acción. A diferencia de los teléfonos inteligentes y las computadoras, somos seres con la capacidad de auto programación. Sin ser informáticos, todos lo somos.

A diferencia de los electrodomésticos, tenemos un tercer estado que es la “neutralidad”. Para cambiar nuestra programación, necesitamos estar en el centro, no en 1 o 0, necesitamos ser “neutrales”. Para poder cambiar, tenemos que ponernos en el estado del “observador”, ni de un lado ni del otro, sin tomar parte, sino mirando y entendiendo lo que sucede con nosotros y a nuestro alrededor.

En el momento en que podamos ejercer esto, y se convierta en segunda naturaleza, a partir de ese momento podremos comenzar a deshacer la programación existente y comenzar a conectar con nuestro verdadero ser.
Nuestra esencia nunca se pierde, simplemente está cubierta por condiciones, de las que debemos desprendernos si queremos iniciar un nuevo camino para reencontrarnos con nuestro verdadero SER, con nuestro VERDADERO YO.

Cada uno sabrá cuándo está listo para comenzar este proceso y cosmo-via esta aqui para ayudarte en el mismo.

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